Sin importar nuestra profesión, todos nos enfrentamos a situaciones de presión.
Ese momento es una prueba de la capacidad de control que tiene una
persona y hay que decirlo, pocas son las que pueden aguantar un
momento de estrés mediano.
El mayor problema es que se entra a un círculo vicioso, puesto a que
en este tipo de situaciones, es cuando más serenidad hay que tener, no
entrando en provocaciones, gritos, irritabilidad o desapego total; y
es cuando más fácil se cae en estas actitudes, muchas veces con la
justificación de que la situación lo amerita.
La base para poder demostrar cualquier habilidad es entender el
problema para poder resolverlo, si no se tiene la calma para dar este
primer paso, no se podrá avanzar a ningún otro.
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