jueves, 12 de abril de 2012

LA GUERRA, UNA INDUSTRIA DE CONSUMO

Una de las muchísimas cosas que cambió en el mundo la Segunda Guerra Mundial, fue que en caso de una amenaza inminente de eliminación, ya no se necesitaría mandar tropas para pelea.

La necesidad de los Aliados de tener que vencer a los países del Eje para evitar ser exterminados, generó la bomba atómica, que como ya sabemos, fue detonada en Hiroshima y Nagasaki.

A raíz de ese momento, la guerra, y el mundo cambió totalmente. Al grado que fue lo que empujó a la rendición de los Nazis.

Sin embargo ¿Por qué al día de hoy sigue habiendo soldados, invasiones y operativos?

Pues porque es muchísimo más redituable la explotación paulatina de recursos y la ocupación, que terminar el problema de un solo golpe.

Armas, equipamiento, petróleo, uniformes, transportes, desarrollo de tecnología, alimentos, etc. Son algunas de las industrias que se ven beneficiadas, sin contar que el puro hecho de estar en estado de guerra, automáticamente categoriza la mayoría de los bienes como escasos y por lo tanto, se valúan más.

La tecnología reduce la cantidad de recursos (monetarios, humanos y temporales), por eso los avances van saliendo poco a poco, para poder aprovechar cada paso y extender riqueza durante más tiempo y entre más personas.

¿Podría suscitarse una Tercera Guerra Mundial? Como lo fue en la segunda definitivamente no. La próxima vez que un país (o varios) en realidad necesiten acabar con algún enemigo lo harán presionando un botón. Mientras tanto, el resto de la infraestructura bélica buscará su momento de oportunidad para poder generar dinero con algún pretexto para impulsar el PIB (Producto Interno Bruto) del país que la declare.



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