viernes, 20 de abril de 2012

EL AFICIONADO

Es curioso como el aficionado a un equipo o un atleta, sin importar el deporte que este practique, siente que es parte del mismo por el puro hecho de estar al pendiente  de sus acciones dentro o fuera de la cancha.

Más interesante aún, el aficionado cree que el equipo/deportista es una extensión de sí mismo y celebra como si hubiera ganado, se enoja cuando pierde y en ciertas ocasiones, llega hasta a agredir a otras personas por no ser respetuoso del deportista/equipo que apoya.

Por otro lado ¿Qué acción toma el departamento de comercialización sobre esta situación?

Aprovecha esa pasión irracional para que el aficionado se sienta todavía más cercano al ente deportivo, lanzando su ropa al mercado, su nombre, su imagen; acercándolo a la gente lo más posible para que se mantenga cautivo y que no sólo se esté realizando una actividad deportiva, sino que también se generen utilidades.

Pero la realidad es que el aficionado no tiene injerencia alguna sobre las decisiones deportivas; éste sólo puede observar y nada más. Por más que grite, que sacrifique su vida social, que divulgue el nombre o los colores de su ideología deportiva, el aficionado es nada más eso. Un cliente más.

¿Se podría involucrar más al aficionado en el trabajo deportivo del ente que sigue? ¿Sería bueno? ¿Le daría una mejor perspectiva de la situación en la que se encuentra? 

Mientras lo descubrimos, seguiremos siendo esclavos de nuestra afición, tan irracional como el amor pero que nos hace sentir vivos y nos da un tema más con el cual convivir durante la siguiente semana con amigos, compañeros de trabajo, familia o hasta parejas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario