martes, 28 de junio de 2011

HASTA DONDE NOS DETIENEN NUESTROS PARADIGMAS

El día de hoy descubrí que mi restaurante de comida Hindú favorito cerró.

Era un lugar pequeño pero muy comodo, lo adecuaron muy bien para darle ese ambiente oriental y el dueño (quien aprendió en Inglaterra a cocinar este tipo de comida), era quien hacía todos los platillos.

Desde la primera vez que fui, me encantó el lugar, aunque estaba vacío y pensé " sería una pena que este lugar cerrara".

En mi segunda visita, encontrando el lugar vacío de nuevo, me atreví a comentarle al dueño que por los colores que había seleccionado (fondo morado con tipografía tipo oriental dorada), la gente no sabía que había un restaurante ahí y esa podía ser la razón por la cual se encontraba vacío. Habría que cambiar la fachada para que desde lejos la gente lo pudiera ubicar.

El dueño (de una personalidad muy docil y bonachona) me dio la clásica respuesta del PYME "No tengo dinero para hacer ese cambio.

Tres semanas después, vi que dejó la tipografía igual pero la cambió a blanco, haciendo que se viera un poco más pero la gente no sabe que es Kumduru y no hubo cambio en el tráfico de gente.

Lo que más me duele (además de que ya no podré disfrutar de su deliciosa comida), es que ahora tiene una lona del tamaño de la fachada de su local que se ve 30 metros antes de llegar para vender todo el equipamiento de cocina que tiene el local y que hasta acepta tarjeta de crédito.

¡¿Por qué no puso una mentada lona así para promocionar su restaurante cuando operaba y ahora sí invierte cuando ha cerrado?!

A final de cuentas si tuvo dinero para publicidad, lástima que fuera para anunciar el fin de Kumduru.

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