La industria de las máquinas caza peluches es una ya muy desgastada en donde impera totalmente el escepticismo, pilar fundamental sobre el cual está basado el negocio (que es ganar un peluche por $.35USD).
La premisa imperante es que la garra que baja a atrapar el peluche está floja por lo que al cerrar, no tiene la fuerza suficiente para agarrar el premio seleccionado.
Sin embargo, qué pasaría si pusieras una garra que abriera y cerrara fuertemente (que mientras nadie este jugando, la garra abra y cierre de manera impetuosa) y que la gente vea que el aparato tiene la capacidad de atrapar un premio de manera firme.
Seguramente aquí entraría la pregunta "Pues entonces ya no le va a convenir al dueño de la máquina".
La manera de mantener esto como negocio es que los premios sean del un máximo de tamaño en específico para que la garra, aún cerrando de manera muy fuerte, no alcance a cubrir los premios por completo, mantener el nivel de obtener un premio como alto y de esta manera resurgir el concepto de "garras chafas" que existe.
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