viernes, 4 de abril de 2014

DE MÚSICO A INTÉRPRETE

Tristemente dentro de la industria musical se da una situación muy
común en la que un grupo o solista, que en algún momento en el pasado
hizo música, ahora se dedique a tocar las canciones de sus viejas
glorias para seguir generando dinero.

En muy pocos casos se podría justificar esta situación (como en el
caso del concierto de The Wall, en el que se expresa un mensaje que se
quiere seguir difundiendo), pero para los demás es meramente
aprovechar el refrito.

A final de cuentas es quedarse en la zona de confort. Alguna vez se
buscaba experimentar con el sonido y generar música nueva, fresca o
tal vez expresar un sentimiento, pero la inspiración es algo difícil
de mantener y ni qué decir del talento que en el caso de la música, es
extremadamente complicado mantener, por ende, que se rasque de los
trastes sucios.

En las empresas se da un fenómeno similar en el que una vez que se
legra despegar, se mantiene la misma dinámica año con año replicando
lo que se hizo en ejercicios anteriores.

Aferrarse a una constante es el comienzo de una decadencia segura.

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