Esta conversación se dio a lugar con mi amigo Sören Kruse.
Estamos haciendo una presentación sobre una empresa alemana en México
y observando lo que se ha hecho anteriormente, me mostró un documento
de la filial en China.
Parte de éste, hablaba de las características demográficas que se
debían de considerar al entrar a este mercado.
Dentro de las características, se encontraba la manera en la que los
chinos se relacionan y como ellos son de grupos cerrados, en los que
cuesta mucho trabajo entrar y separando totalmente trabajo con vida
personal.
Tropicalizando este tema, comenzamos a hablar sobre cómo se relaciona
el mexicano.
Uno de los primeros temas es que en la mayoría de los casos, son la
familia y los amigos los que están involucrados en un negocio (de
manera directa o indirecta).
Pero el punto importante se tocó al hablar de cuando un mexicano
quiere entrar a la red social de una persona en un nivel mayor que él.
Y es que la naturaleza del mexicano es esperar recibir por parte de
quien tiene más sin hacer nada.
Ser parte de una red implica que cada uno de sus participantes agregue
valor a la misma, de caso contrario, simplemente se agrega un parásito
(aunque por lo general esa persona no llega a entrar a la red).
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