Enrique Peña Nieto, "carta más fuerte" del Partido Revolucionario Institucional para la presidencia de México en el 2012, ha tenido una serie de declaraciones infortunadas las cuales le han costado mucha popularidad entre los votantes.
El inicio de esta serie de comentarios comenzó cuando al ir a una feria del libro en Guadalajara, confundió el nombre de los autores de los supuestos libros que han marcado su vida.
A raíz de esta confusión, empezaron a aparecer pseudo anuncios publicitarios de la librería Gandhi, criticando al político.
Sin embargo el cuestionamiento es: ¿Por qué se generó tanta polémica sobre éste simple mal entendido?
En una conversación entre Berta González Frankenberger y Adriana García Besné, salió al tema de que en un país donde la gente no lee, está acción es una muestra de superioridad y al ser el posible presidente del país, la gente espera que quien nos represente, sea de lo mejor que tenemos, un súper hombre, un semidiós.
Seguramente se preguntarán ¿Si este es un blog de mercadotecnia, por qué estamos hablando de política?
Porque justamente podemos observar el fenómeno único que existe en México sobre la empatía de los votantes sobre los candidatos presidenciales. A final de cuentas, no importa que el trabajo de Peña Nieto como gobernador del Estado de México haya sido bueno o malo o que tan transparente fue su gestión, la gente está dispuesta a sacrificarlo por no leer cuando en el país, el promedio de lectura de libros anual es menor al .5; o porque su hija se refiere a la mayoría de los habitantes como "prole." (diminutivo de proletariado); o porque el día de hoy no supo cuánto cuesta el kilo de tortilla a lo que contestó "No soy la señora de la casa", refiriéndose a que él no hace las compras domésticas.
Entonces la fórmula ganadora para estas elecciones será la del candidato que alce pendones con imágenes de la Virgen de Guadalupe, que muestre que es un duro trabajador, humilde y que lo que siempre prevalecerá será el bienestar de la familia en el país, que aparente que sabe mucho, que se vea una persona decente y de preferencia que sea guapo.
Nada más que no se le ocurra decir que es más popular que Jesucristo porque ya vimos que pasa con ese tipo de declaraciones.
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