Al debatir un punto se debe mantener la objetividad y junto con esta, cuidar la manera de describir los hechos.
Exagerar aseveraciones, hace que el punto a exponer pierda credibilidad y pueda ser hasta causa de risa, logrando perder la seriedad del tema o del locutor.
La fuerza de un argumento reside en la veracidad de sus hechos, no en los adjetivos que se le agreguen.
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