Estamos muy acostumbrados a un modelo educativo muy plano. Un emisor (el
maestro) un receptor (estudiante).
Sobre este modelo, ciertas escuelas que han buscado ir modificando la
estructura de tal manera que poco a poco el estudiante tenga posibilidad de ir
más allá de nada más escuchar a su maestro y que adquiera un conocimiento
de una manera más profunda y amplia.
Específicamente en los niños, se ha buscado que los padres estén más
involucrados en su aprendizaje para que de esta manera, la educación del mismo
sea integral.
Aquí la propuesta sería que las escuelas manejaran una interfaz
computacional para que los niños puedan jugar con los papás (especialmente
videojuegos) y de esta manera se refuerce lo aprendido en clase, que los padres
convivan con su hijo y que se puedan estar divirtiendo al mismo tiempo.
Pero la parte importante es lograr una interfaz en la que el niño realmente
esté jugando y de manera muy sutil, aprenda.
¿Qué tal sonaría que tres veces a la semana los niños tuvieran de tarea
jugar con sus papás Plants
vs Zombies o Eye Spy?
Que mejor que generar juegos que vayan más allá de sumar números animados o
reconocer letras de manera obvia, sino buscar apelar a la verdadera atención de
los niños y que los padres tuvieran que complementar la información (como
concursos conjuntos o rallies interactivos).
La invitación es que no se subestime la inteligencia y agilidad que tiene un
niño y poder tener un juego en el que realmente pueda desempeñarse de mejor
manera para fomentar su lógica y capacidad de resolución de problemas.
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