Siempre lucha para que las cosas funcionen y deja el alma para sacar adelante tus metas.
Pero cuando se acabó, no hay vuelta atrás.
Por eso hay que aprovechar las oportunidades que se te presentan día a día, para que si llega el fracaso, no haya sido por falta de disposición o no haber hecho lo que realmente pudimos.
Cuando no logramos nuestras metas es cuando más apreciamos el valor de la misma y ahí es donde nos pesa el costo de oportunidad.
Cuando quieras/tengas algo, considera qué repercusiones habrá si lo pierdes.
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