Es una frase que tiene mi amigo Eduardo Villanueva en su oficina.
Es normal que nos equivoquemos, el que no se equivoca, no está trabajando. El punto es corregir el error y que la persona que lo cometió no lo repita.
El problema más común de ambas partes involucradas es tomarlo personal.
Así como las felicitaciones y los logros son bien recibidos, no hay que perder la oportunidad de tomar una lección doblemente valiosa.
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