-Nunca hay que contestar al momento y menos si estás enojado o nervioso.
-Espera unos minutos en lo que racionalizas lo que está sucediendo para que cuando respondas, lo hagas con la cabeza, no con el estómago.
-No comentes de más, se conciso y ve al grano.
-No bases tu argumento para demostrarle a la persona que está mal, no es tu trabajo hacer eso, que los hechos hablen por si solos.
-Deja que la persona que te relama hable primero y no interrumpas, quien escucha primero lleva la ventaja de poder ser más asertivo.
-Si tienes la culpa, admítela. Lo importante es resolver el problema.
-Cuida tu tono, mucha gente se agarra de eso para descalificarte.
-Lleva la parte inteligente de la discusión
-Hay veces en el que la gente va a proyectar su frustración con el pretexto de tu error, mantén la atención en el problema que te concierne.
Y como dicen en el futbol, cabeza fría, no hay que engancharse.
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