Parte de las curiosidades de casarse con una persona es que a través del tiempo, han estado juntos y en ciertos casos, hasta han tenido la oportunidad de vivir en un mismo lugar.
Sin embargo, el problema viene en cuanto llega el gran día y firmas el papel o sales del templo.
Los problemas maritales comienzan porque la expectativa que tienes de tu ahora esposo/esposa son mayores por el constructo que has ido generando desde temprana edad, el cual es la base de la expectativa que tienes de tu ahora pareja formal.
Porque a final de cuentas, cuando eran novios, eran justamente eso, novios. Etiqueta de una relación más formal que amigos pero que a final de cuentas, te da la oportunidad de desafanarte de la situación en caso de que así lo desees.
El puro hecho de haber formalizado tu relación ante la iglesia/gobierno ahora te genera una mayor expectativa sobre la misma persona que ha sido tu pareja siempre y por ende, comienza a haber insatisfacción por parte de la otra persona.
Y justo aquí es donde empeza a tener que haber muchísima comunicación para que la relación sobreviva.
Algo similar sucede cuando publicitas algo sobre tu negocio que a final de cuentas no vas a poder cumplir y la expectativa de tu consumidor cae todavía más.
El problema es que hablar con tu cliente post decepción para que te de otra oportunidad es todavía más complicado.
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